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El lugar de lo sagrado en la vía iniciática



Una aproximación al hecho de lo sagrado en vía iniciática.


Intentaré en todo momento ser respetuoso con la vía iniciática y religiosa, intentaré demostrar que la mencionada fe religiosa es subjetiva y personal, independiente del camino iniciático. Intentaré demostrar que no es necesario ser creyente en una religión para seguir una vía iniciática y que, en la racionalidad de la duda de la fe puede existir y existe un componente espiritual real y vivo, tan fuerte y sagrado como el aporte de la fe en el creyente.

En resumen, quiero intentar demostrar que la iniciación y la fe no tienen porque estar unidas.

Cuando empece a plantear mis palabras, regresó a mi mente la reacción adversa que sentí al empezar a recorrer los caminos de iniciación tradicional, tanta simbología de origen ciertamente religioso en un contexto que para mi era de liberación espiritual era para mi, como mínimo, algo de difícil encaje.


Encontrarme con símbolos que consideramos sagrados por su unión con lo religioso, como la cruz, la rosa, la lanza, el cáliz, o símbolos intangibles como la caridad, la fe, la esperanza y tantos otros que asimilamos inmediatamente a su relación con el dogmatismo de una interpretación impuesta por la religión y comprender que su sentido es anterior, mas importante y mas extenso de lo que la religión nos quiere hacer ver, es una tarea de librepensamiento y apertura mental que no se puede realizar sin un mínimo de preparación.


En una segunda lectura de los símbolos, no se si mas profunda o simplemente mas sosegada entendí que no tiene por que considerarse lo sagrado únicamente como lo dedicado al culto religioso o que, al menos, no pueda ponerse en duda por estar relacionado con la divinidad o el hecho religioso, si no mas bien una acepción de veneración o profundo respeto hacia el destino o uso del espacio iniciático.

No podemos despreciar que lo sagrado, comúnmente unido a los ritos, acompaña al hombre desde la noche de los tiempos y es un hecho desde el punto de vista antropológico que lo sagrado se transmite del mismo modo que las religiones o los ritos sociales, por tradición y por herencia social. Lo sagrado ha estado, y está, cimentando la cohesión social, sin que la razón haya podido, por el momento, sustituir la fe o las creencias por el pensamiento racional y que este pensamiento racional sea, incluso en el siglo XXI, la amalgama que aúna a la ciudadanía aunque solo sea por sentimiento gregario o identitario.

Si nos remontáramos a la prehistoria, podríamos afirmar que el pensamiento sagrado acompaña al hombre desde que alguno de nuestros antepasados decidió enterrar a un congénere dándole un honor especial, una despedida con sentimiento de grupo, de duelo colectivo, o por que no, cuando uno de los ancestrales antepasados levantó la vista al cielo buscando un rayo de sol en un amanecer que se le antojara tardío.
Posteriormente encontré en mi transitar iniciático, que gran parte del ritual iniciático esta basado en la idea trascender. Desde este punto de vista sería fácil concluir que el espacio, el lugar de lo sagrado en la vía iniciática es la vía iniciática en si misma. Sin embargo esta fácil explicación tiene que ser argumentada para que se comprenda que la calificación de intrínsecamente sagrada de la iniciación no puede ser una simplificación supersticiosa, para evitar, precisamente, que que se vea la iniciación como una religión o un sustituto de la religión, aun peor, esta simplificación podría derivar en el refugio de erráticos buscadores de la verdad que ven en la vía iniciática el espejo o la base de cualquier pensamiento irracional.

Pero en vía iniciática todo es símbolo e introspección y la búsqueda de la verdad y de nuestro potencial energético interior, son actividades sagradas en si mismas. La vía iniciática en su pureza, encierra el origen de lo sagrado, el ideal y el ansia de la victoria sobre la muerte y posterior renacimiento como un ser preparado para afrontar la vida misma. Esa vida que simbólicamente abandonamos.

Sin embargo, esta condición iniciática sagrada no implica fe concreta ni sacralización religiosa alguna, se limita a entroncarnos con la génesis de lo sagrado, con los orígenes de la vivencia mística. Uso en este caso las palabra génesis y orígenes en su sentido primigenio, básico y puro del los primeros principios.

De todos los aspectos que rodean la vía iniciática podemos deducir que el adjetivo de sagrado solo debería aplicarse a la sensación o interpretación del iniciado desde un punto de vista personal o en el ámbito colectivo aplicarlo a la practica ritual o al símbolo en si mismo, al símbolo vivo, al símbolo en acción que es la vivencia de la vía iniciática. Es decir, lo sagrado nace de la vivencia y aprendizaje iniciático en nuestro interior y no reside en ella como una revelación o conjunto de dogmas que nos llevan al camino de la unión con lo espiritual.

Lo sagrado en los orígenes de la vía iniciática moderna

Si tenemos en cuenta la nula conexión sensatamente histórica entre vía iniciática sacerdotal y vía iniciática espiritual podemos llegar a la convención de que la presencia de lo sagrado en la vía iniciática espiritual nace con ella o a raíz de ella y además, como incorporación en la creación de los diversos ritos y sistemas iniciáticos.

En una mirada a los primeros grupos organizados de diversas corrientes esotéricas y basándonos en sus documentos tradicionales, Fama, Harleain, Sloane y los del Trinity College, ninguno, insisto, ninguno de ellos, hace referencia a la condición sagrada de la iniciación (salvo las referencias del contexto histórico), como mucho hablan del respeto y discreción sobre el manejo de saberes únicos y diferenciados.

Iniciados con ya cierto halo de pre-modernidad o pre-escuela iniciática moderna como Bruno, Papus, Pascualli, Genón, Luna ect, tampoco hicieron referencia al concepto sagrado o sacralización de la iniciación.

Buscando pistas sobre consideraciones sagradas dentro de la pre-historia, solo encuentro referencias a la fe en los documentos históricos antes indicados, debido mas que probablemente, al entorno social de la época mas que a una necesidad organizativa de los primeros iniciados. En este contexto, referencias a religiosidad cristiana las hay en gran cantidad, incluso algunas que son, evidentemente, influencias católicas, por ejemplo en los estatutos místicos de Estrasburgo, hacen referencia a santos, concretamente a “santos mártires coronados” Santos anónimos que en la tradición serian Severo, Severino, Carpóforo y Victorino y el papa Melquiades los renombró como Claudio, Nicostrato, Simproniano y Castorio que no tienen nada que mencionar en su haber que ser mártires durante la época de Diocleciano. La relación supuesta con la vía iniciática nace del oficio profano que ejercían estos santos.

El hecho que la advocación de los santos sea un componente mas concretamente católico que cristiano me hace pensar que los elaboradores de estos textos, la mayoría de ellos en el siglo XVII sean partidarios de la corriente socio-política de la época que vinculaba el orden social a la propiedad de la tierra por parte de los reyes y al sostenimiento real por parte de la gracia de Dios emanada por el papado, Luis XIV y Fernando II de Hasburgo así como los reyes Carlos I y II de Inglaterra eran defensores de esta tesis.

Sin embargo la concepción de la vía iniciática actual nos haría pensar, y de hecho así era, que los primeros iniciados modernos beben en las fuentes filosóficas que eran contrarias al poder real y del papado y que pretendían que el orden social se emanaba del derecho a la participación de toda aquel que subsistiera de su trabajo, sustentada por los whigs y presbiterianos y que convulsionaron el siglo XVII Europa occidental, especialmente Inglaterra, pidiendo la libertad de culto y el derecho individual a la propiedad privada y a la gestión por sufragio de la “res publica”, convulsiones que acabaron con la gloriosa revolución y mas adelante en las revoluciones francesa y americana (Plagada de masones y rosacruces).

Recordemos que en la iniciación y algunos ritos de paso, de rotura de círculos de iniciación y por ende la sacralización iniciática es básica el concepto de trasgredir el tabú y mas en especial con el tabú religioso, es mas, el trabajo simbólico, el estudio, es lo que da plenos poderes al iniciado para ser un miembro elevado y no la fe.

Retomando las advocaciones religiosas cristianas como única referencia sagrada en la vía iniciática pre-moderna y valorando que esta es la única forma de unión del alma humana a lo Sagrado que se podría entender en la este periodo histórico, doy por sentado que estas referencias cristianas no son mas que fruto de la época y no son admisibles como parte de la iniciación. La cristiandad no es pues fuente sacra del buscador de la luz sin perjuicio de que sus mitos y leyendas se hayan infiltrado o usado expresamente para dicha búsqueda.

Así pues, sin referencias históricas a lo sagrado en en la iniciación, solo nos queda buscar en las interpretaciones personales.

Lo sagrado en relación a otras culturas

Las culturas clásicas, tanto occidentales, que en un principio pueden parecer mas próximas a la cultura actual de los europeos, como las orientales, aunque con visiones distintas, han exaltado lo sagrado:
  • Confucio decía que “Si no se respeta lo sagrado, no se tiene nada en que fijar la conducta”, relaciona la ética personal con lo sagrado, que como veremos, también lo hizo Homero.
  • Platón decía que “el amor emanaba de la comprensión que el ser sagrado late dentro del ser querido”
  • Kant escribió: «La humanidad en nuestra persona debe ser sagrada para nosotros mismos, porque el hombre es sujeto de la ley moral y, por tanto, de lo sagrado en sí, de aquello por lo cual y de acuerdo con lo cual también sólo algo puede ser calificado de sagrado»
  • Confucio indicaba que lo sagrado era el camino de la ética y la moral, sin embargo Platón ahondaba en el concepto del amor como vía y residencia de lo sagrado, kant, sin embargo Kant sacralizaba la humanidad en su recipiente próximo de uno mismo.
  • Homero, en su Odisea apela al sagrado e inviolable deber entre los griegos tenía la ley de la hospitalidad. Todos los extranjeros y pobres estaban bajo la protección directa de Zeus, dios supremo y padre de dioses y de hombres, y cualquier persona que no acatara esta ley cometería el más abominable de los sacrilegios para un griego y este ejemplo es relevante por la sacralizacion de un deber, ajeno y a la vez vinculado totalmente a la idea clasica de sagrado como concepto relacionado con la divinidad o la metafísica.
Vemos pues que la idea de sagrado no es vinculante a la fe ni mucho menos al concepto de dogma, pues esto sería una reducción al pulimento de la piedra bruta para encajar en la realidad para convertirse en una adaptación de uno mismo al molde de los vicios y pasiones que nos atan y a las visiones dogmáticas que nos circundan.

Lo sagrado en los ritos iniciáticos.
Ritos modernos
Los rituales modernos enlazan con la filosofía de Confucio, con la grecorromana, con los estudios cabalísticos y todas estas miradas apuntan a resaltar lo sagrado en una concepción particular no excluyente, en este caso lo sagrado es la conducta fijada, que tiene que portar el iniciado, la verdad, la justicia y el amor fraternal son los tres pilares donde se ancla lo inamovible de la conducta de un iniciado, lo imperecedero.

En los ritos iniciaticos llamados modernos, no se menciona lo sagrado explícitamente pero sin embargo si se le dice al candidato que se le va a consagrar, se le unge de una especie de dedicación al servicio de los objetivos iniciáticos, una consagración es también la aceptación o la entrega del nuevo iniciado a la consecución de un logro personal y podemos acudir también a los pensadores para valorar esta visión, el escritor, filólogo, filósofo e historiador francés Joseph E. Renan decía que “La vida no tiene valor sino por su consagración a la verdad y al bien”

Los ritos gremiales 

Los ritos gremiales, dedicados a la simbología no existe referencia alguna a lo sagrado. Es mas, al iniciado se le forma en las ordenes de arquitectura, en música, en geometría, en viajar y aprender a construir pero no sabe por que tiene que realizar este aprendizaje, se le oculta el sentido esotérico posterior que tendrá que profundizar como parte de su evolución iniciática, es decir, auto-iniciación.

Los ritos mistericos 

Los ritos mistericos, los basados en leyendas, gira en una muerte, un entierro y la búsqueda del lugar de reposo del fallecido o giran en torno a un viaje, no cuento nada nuevo, es fácil encontrarlos incluso googleando.

Es el mito de la palabra perdida.

Ortega y Gasset decía “Cuando dice que fuera del hombre no hay ser, y para que haya ser, el hombre tiene que buscarlo. La vida como conjunto de experiencias o vivencias que cada uno experimenta realmente, soy la vida mía, soy la vida tuya, soy la vida de cada cual.” La palabra perdida seria la suma de todas nuestras experiencias y sensaciones, seria el conjunto etéreo e indescriptible que nos define como personas y como hombres y al ser tan heterogéneas, distintas, a veces contradictorias se convierte en indescriptible, se define perfectamente como “inefable”.

Sin embargo, el ritual misterico es un ritual sagrado, por que entronca con los mas profundos temores del ser humano, la muerte la distancia, el olvido, el viaje y la solventa con la garantía de la resurrección del candidato , de regreso, de asentamiento. El iniciado vence a la muerte desde el cenotafio o vuelve al cenotafio de sus raíces, cenotafio deriva del griego kenos cuyo significado es "vacío" y taphos que significa "tumba". Expresamente los rituales se refieren al cenotafio que es una tumba vacía una tumba no ocupada o destinada a aquel que se levanta de entre los muertos o a aquel que regresara a ocuparla.

No es baladí comparar el cenotafio del nuevo iniciado con los cenotafios mas celebres de la historia, las pirámides de Egipto, los memoriales nacidos tras las II guerra mundial, la tumba al soldado desconocido, los muros de los supervivientes o el Taj Mahal. Todos ellos son tumbas vacías destinadas a honrar a personas destacadas para la colectividad o perdidas personales, en vía iniciática el cenotafio marca el renacimiento del iniciado con una personalidad más evolucionada. Recordemos la cita Brahamanica “lo que sobrevive contribuye al aumento de la conciencia”

Epilogo.

El iniciado, su nacer, su renacer o al regresar, se convierte en sagrado, ya no es profanamente un hombre, como lo era, es un hombre nuevo, renacido, ungido con las virtudes: “el Trabajo incesante, la Tolerancia más amplia, la Honradez perfecta”.

Una vez renacido en lo individual, se le pide la unión al colectivo de iniciados, a la orden, a la logia, al pronaos, al torreón, al akasha (dependiendo del rito) “¿Querrás trabajar junto a nosotros en el cumplimiento de nuestro compromiso y por la realización de nuestros fines?”, es la pregunta final en varias formulaciones.

Las visiones esencialistas del fenómeno religioso: lo divino o sagrado, el misterio, la fuerza vital, el Tao, etc que se sustentan en los pilares como son las creencias y los rituales, son profanas a la vía iniciática. Son profanas por que si bien compartimos el concepto de rito con las religiones no lo hacemos con las creencias o dogmas.

Sin embargo, negando las creencias al sistema iniciático, poniendo la libertad de conciencia como bandera previa, incluso antes de admitir a un neófito, ¿Por que llamamos profano a lo ajeno a la vía iniciática?. Evidentemente por que en la iniciación existen unos caracteres sagrados inherentes al rito y a la vivencia .

Los dos hechos sagrados en vía iniciática, son, a mi juicio, los mitos de la victoria sobre la muerte y el regreso de un iniciado y a una vida mejor.

La victoria sobre la muerte, el regreso, no pretende explicarnos que ocurre a los seres humanos tras la muerte, no puede hacerlo al ser la iniciación una institución que permite a sus miembros la decisión de creer o no creer y en qué creer exactamente.

¿Pero hablamos de una muerte carnal o hablamos de la muerte como un símbolo de intrascendencia o de una vida estéril y sin consecuencias para la mejore moral y social de la humanidad? Yo creo que el sentido laico de la victoria sobre la muerte son los hechos en nuestra vida que dejan un poso, por pequeño que sea para la posteridad, mas allá, evidentemente, de la herencia vital que supone tener un hijo o de herencia material. Se trata de una transcendencia que hace crecer al ser humano individual y a la sociedad en general.

La victoria sobre la muerte es la transcendencia el sentido de ir allende lo habitual tanto en el conocimiento como en la vida el concepto de trascendencia incluye además la idea de superación, por ello, no admitimos el dogmatismo como una dimensión de la expresión profunda del ser humano.

La vía iniciática pone como centro de su reflexión al ser humano, busca comprender al iniciado como un ser que vive y sabe que vive en este mundo.
El saber humano es la dimensión propia del ser pues es el único ente biológico que necesita comprenderse para saber quién es, quién quiere ser y qué puede hacer con su vida la comprensión que nuestra vida y trabajo pueden permanecer en el tiempo y en el espacio mas allá de nuestra propia existencia nos ayuda a tratar de responder a las cuestiones existenciales ¿Qué es el hombre?, ¿De dónde venimos?, ¿Hacia dónde vamos?, etc.
En la edad antigua, Platón y Aristóteles definieron al hombre como la unión de cuerpo y alma, en el medievo, en el que todo gira en torno al concepto de Dios, al hombre se le interpreta por su relación con Dios, de naturaleza espiritual, libre e inmortal, la victoria sobre lo finito era solo espiritual y no terrenal. En la edad Moderna, con el racionalismo, se identifica el alma con nuestro pensamiento. Todos los hombres tienen conciencia de sí mismos y a esa conciencia se le llama alma.
La vía iniciática no habla de alma humana (Aunqeu en algunos casos si habla de cuerpo energético), no habla de una dualidad del ser, si no del ser y sus obras, lo sagrado en vía iniciática son nuestras obras que trascienden a nosotros mismos.
Recordemos que en el lenguaje popular “Se ha hecho a sí mismo” dicen del hombre al que tenemos por modélico, por ejemplar, en fin, por todo un dechado de virtudes, los imbuidos del pensamiento iluminado, de buenas costumbres e integrado en la sociedad que le circunda.

Como epilogo, es sorprendente observarme a mi mismo desmenuzando un mensaje tan sencillo como:

soy un ser humano, único y especial, por ello debo ser mejor cada a día para hacer cuanto de mi dependa en mi mejoramiento ético y material, del mismo modo que tengo que dejar detrás de mi un mundo mejor y mas esclarecido basado en mi trabajo profano y en mi evolución espiritual”

El proceso, grado a grado, rito a rito, circulo a circulo, es sagrado, si, pero no tiene por que ser religioso.




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