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39.-El aura




Hemos aprendido que existe un flujo energético universal que dependiendo del origen cultural de la tradición es llamado Chi o energeia y que en la cultura oriental se entiende como una única fuerza vital global y en la cultura occidental es vista como dos fuerzas iguales en su fundamento pero diferenciadas entre la vital que da soporte a la vida y la telúrica que da soporte a la tierra y al universo, siendo ambas complementarias. Para esta monografía dado que la energía telúrica no nos afecta demasiado, nos vamos a centrar en la energeia vital o Chi de los seres vivos.

Partimos de la premisa que la existencia de los seres vivos no puede existir sino sustentada por una fuerza o impulso vital sin el que la vida no podría ser argumentada, una fuerza específica, distinta de la energía estudiada por la física y otro tipo de ciencias que, actuando sobre la materia, le otorga la vida.

Recordemos: el sustento de la vida es una energía que le da sentido, es universal y nos concede el aliento, dependiendo de la cultura y tradición son conocidas como Chi, ánima, ājīvikas o energeia vital
 
Esta energía, fluye por nuestro cuerpo físico alimentándolo de vida. A lo largo del tiempo y de los diversos momentos de la existencia, esa energía muta, cambia y con ella cambia nuestra mente, nuestro cuerpo y nuestro espíritu. Esta energía se manifiesta mediante el aura, un campo único que existe alrededor de todos los seres vivos, emanaciones de energía sutil que rodean el cuerpo y no son visibles para la mayoría de las personas.

El aura es la manifestación energética entre el campo de acción de la energía vital y el límite de nuestro cuerpo físico. Las capas de nuestro aura varían de color y de forma en función de los estados de ánimo y los cambios de conciencia. La luz, matices, formas e intensidad de estos colores varían de una persona a otra.

Nota: ¿nunca nos hemos preguntado por que sentimos afinidad instantánea por una persona y aprensión por otras?, la compatibilidad de las frecuencias del aura tienen la culpa.

Recordemos: el aura, es una luz que emerge de nosotros, mostrando lo que en realidad somos

La manifestación de nuestra energía, el aura, se extiende hasta unos 8 o 10 centímetros de distancia de nuestro cuerpo y réplica la forma humana y sus movimientos, es como un calco espiritual del cuerpo físico y se muestra como una especie de manto luminoso que nos arropa y nos separa del mundo.

El aura es una impronta personal que nos define e identifica, pero pese a ser una impronta personal, el aura no es como una huella dactilar que puede compararse con una muestra, tiene variaciones particulares y coyunturales que modifican su esencia, y esas variaciones se manifiestan en su:

  • Forma, uniformidad y distancia al cuerpo humano.
  • Color y sus variaciones
  • Desviación al blanco (brillo)
  • Opacidad
  • Flujo por las líneas energéticas entre chacras (autopistas energéticas)

Podemos desenredar el estado personal de la persona que lo emite, siempre que sepamos leer en las diversas capas que lo componen. Existen siete de estas capas o cuerpos áuricos y cada una de ellas parece corresponder con un nivel de concien­cia y sin embargo es preciso saber que cada capa es la expresión y la parte individual de un "campo" colectivo.

Estamos de forma permanente en contacto con nues­tro entorno, lo que implica frecuentes intercambios con el mismo. Cada capa posee una cierta independencia con respecto a dichos intercambios. Todos los pensamientos y todas las emociones presentan una proporción variable que se transmite a nuestro entorno en forma de un arco iris lleno de color.


Las capas áuricas son las siguientes:
  • Aura física
  • Aura eterea
  • Aura vital
  • Aura astral
  • Aura mental inferior
  • Aura mental superior
  • Aura espiritual

Aura física

Es la mas cercana al cuerpo físico, de gran utilidad para valorar el estado del cuerpo material de la persona, su luz y brillo nos dan una idea general de de la salud. Su análisis no sirve para el diagnostico pero sí para saber si existe algún problema.

Aura etérea y Aura vital

Dependiendo de la tradición que sigamos, estas dos capas serian una sola o dos separadas aunque intrínsecamente unidas, esta parte del aura es un indicador de lo que sucede en niveles muy fundamentales de nuestro ser. Refleja nuestros actos primarios, impulsos, visceralidad, es el reflejo de nuestro carácter eminentemente animal

Aura astral

El aura astral es sutil, casi filosófica, su existencia procede de la percepción y el pensamiento del observador, por ello es motivo de controversia. La mayoría de personas que tienen la facultad de ver la emanación del aura se suelen quedar en las capas densas y próximas al cuerpo físico, por ello, muchos autores niegan la existencia del aura astral. Es muy útil para ver disfunciones de tipo inmaterial como la depresión.

Aura mental inferior

Responde, ya no a un aura completa si no a destellos lumínicos que proceden del estado más básico de la mente, ira, alegría, visceralidad, odio. En cierta forma, es la expresión instantánea de los sentimientos y emociones que también indica el aura etérea, de algún modo, el aura mental inferior es la manifestación en el instante, en el aquí y ahora diferenciándose del aura etérea correspondería a la “media” de estos sentimientos y emociones.

Aura mental superior

Muestra el estado de las energías de nuestra mente humana, la racional, la elevada, suele tener tonos azulados y más denso y opaco el color cuanto mas elevada y racional es la mente. El color azul de esta parte del aura da nombre al fenómeno de los niños índigo. (ver articulo)

Aura espiritual

Resplandor blanco, cuando ocurre uno de esos escasos momento que cuerpo, espíritu y astral están en consonancia, ver un aura espiritual blanca es una rareza, es la presencia de un diamante espiritual.



    Algunas consideraciones sobre los colores del aura.
  • Rojo: color de vibración inferior que repre­senta el elemento animal, la experiencia de los sentidos, todas las casas físicas y el pensamiento materialista.
  • Naranja: representa una actividad armonizadora y de equilibro constante.
  • Amarillo: simboliza el pensamiento y la concen­tración mental.
  • Verde: individualismo, regeneración, energía y previsión. Símbolo del ego.
  • Azul: muestra cualidades espirituales. La presencia de azul en el aura indica un alto grade de espiritualidad, integridad y profunda sinceridad.
  • Violeta o índigo: contiene la espiritualidad del azul sumada a los elementos de vitalidad y poder del rojo. Es el color del iniciado y del adepto.
  • Marrón o tierra: color terrenal y profano, salvo los tonos claros.
  • Gris: falta de imaginación, mezquindad y torpeza.
  • Negro: pese a las connotaciones negativas, pensemos que el negro no es un color, es la ausencia del mismo, negro es el aura que es posible llenar de cualquier color.
  • Rosa: raro color, refleja al ser tranquilo, refinado, modesto pero a la vez, adogmático y sin creencias.
  • Plata: responde a las personas de carácter versátil
  • Blanco: el color perfecto, hacia el que tendemos todos.




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