Si
consideramos que el ser humano, nace con unos derechos inalienables,
como la libertad, la búsqueda de la felicidad, gobernarse según su
razón y conciencia, sin distinción alguna de etnia, sexo, idioma,
religión, opinión política o opción de pensamiento y expresión,
no podemos sustraernos a la idea de que el ser humano, es el centro
de nuestro orden social, situado como medida de todas las cosas y en
consecuencia la razón y el pensamiento libre son los únicos
principios de juicio por los que deben evaluarse los demás seres y
en general la organización de nuestro mundo.
Siendo
pues, el ser humano el centro de nuestro entorno, todo individuo
tiene el derecho particular y colectivo de disfrutar de los bienes
necesarios para garantizarse el derecho a la vida, la libertad, la
propia imagen y a la seguridad de su persona.
Para
lograr el objetivo del ideal humanista, es preceptivo el acceso a la
educación y al conocimiento, los renacentistas entendían que la
educación mínima a recibir era similar al Trivium et Quadrivium,
es decir, estar formado en la gramática, la retórica, la
literatura, matemáticas, música, la filosofía, moral y la
historia, ciencias ligadas estrechamente al espíritu humano, hoy en
día, el pragmatismo y tecnificación de la sociedad ignoran estos
conocimientos y exaltan otros mas tangibles y prácticos del mundo
técnico y económico.
El
humanismo propugna la razón como valor supremo, el pacifismo como
necesidad, el comercio como vía económica de progreso, la fe
optimista en el ser humano en contraposición a la oscuridad
religiosa, la lógica frente a la autoridad, y la búsqueda de una
espiritualidad más humana, interior, más libre y directa y menos
externa y material.
En
nuestro proceso de evolución estudiaremos a varios humanistas, en
especial a Tomas Moro y Juan Luis Vives.
El
humanismo esotérico busca integrar la filosofía del
humanismo con rituales, vivencias y experiencias místicas buscando
en la ética y el espíritu, el avance necesario de nuestro potencial
y aspiraciones humanas. El humanismo esotérico, tal como lo
entendemos, rechaza toda revelación, la moralidad basada en normas
dictadas por una divinidad dictatorial y todo aquello que pueda
calificarse de dogma.
El
humanismo esotérico se distingue del llamado humanismo
socio-político en la persistencia en las formas de organización y
prácticas de la tradición iniciática.
Recordemos:
Un neófito avanza por el camino esotérico para mejorarse a si
mismo, de tal manera que su perfeccionamiento contribuya a la mejora
de la sociedad.
El
antropocentrismo es la línea de pensamiento que sitúa al ser humano
como medida de todas las cosas, y que valora una ética que defiende
que los intereses de los seres humanos están por encima de cualquier
otra cosa.
La
persona tiene el derecho y el deber de luchar por el mejoramiento
ético y social de la humanidad y así mismo es responsable de la
custodia y la protección del medio ambiente ¡nuestro hogar!.
Por
lo tanto, cada ser humano es nuestro hermano en sí mismo,
compartimos, genética, sueños y ambiciones. Cualquier dolor causado
a otra persona es una traición a la vía iniciática. Asimismo,
cualquier agresión a nuestro medio ambiente es una falta a la
perfección espiritual. La crueldad con los animales es una
inmoralidad que incapacita para el mundo sagrado.
Recordemos:
La consecuencia de los principios de humanismo y el antropocentrismo,
son el respeto a los seres humanos, a los seres vivos y a nuestro
medio ambiente.
Además,
el respeto a nuestro hábitat, también nos deriva, lógicamente, a
una postura de no violencia, la compasión por toda vida, ya sea
humana o no, es central en la vía iniciática. La vida humana la
consideramos como una oportunidad única y rara para alcanzar la
iluminación.
Situar
al ser humano como eje de la creación no implica el señorío sobre
la misma ni el sometimiento al dogma divino de un creador. Lo que
hace es situarnos en una posición donde la razón es nuestra guía
solo matizada por la intuición y la experiencia iniciática.
Este
hecho no nos hace mejores ni peores que otros seres vivos, nos hace
más responsables.
Recordemos:
Nuestra misión es el perfeccionamiento espiritual, potencial y ético
personal y por extensión de la humanidad, para lo cual trabajamos
con discreción y silencio en la creación de un espacio y tiempo
sagrado que nos permiten reflexionar y aprender libremente a
la gloria del progreso.
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