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1.-Espacio profano y espacio sagrado.


La cultura, el conjunto de saberes, creencias y pautas de conducta de un grupo social, incluyendo los medios materiales que usan sus miembros para comunicarse entre sí y resolver sus necesidades de todo tipo, a este tipo de cultura, la denominamos profana y el espacio y tiempo en el que se desarrolla lo llamamos espacio profano.

Nuestra forma de actuar, de ser y sentir cambian cuando nos enfrentamos a nuestra evolución espiritual, esotérica y mística aprendemos una nueva cultura en la cual hay que crear un espacio, a la creación de dicho espacio y al tiempo que nos dedicamos a esta nueva cultura lo denominamos espacio sagrado.

Ese cambio de actitud es necesario, dado que ayuda a crear un espacio(1) y tiempo dedicado a esta tarea ya ese espacio y tiempo lo llamamos sagrado.

El concepto, en una primera lectura, aparenta tener connotaciones religiosas, sin embargo, lo entenderemos como una definición genérica de cualquier hecho, acto, rito o situación, que necesite de un mínimo respeto para no hacer de ello un uso indigno o menoscabado. La existencia de lo sagrado implica la existencia de lo profano, que podemos definir como lo cotidiano u ordinario. Crear este espacio, permite a los que caminan en pos de la luz, crear una separación dual, donde este espacio personal y especial se opone a la profanidad del día a día.

Sagrado es en el contexto de búsqueda de nuestro potencial interno, todo aquello que tenga que ver con lo iniciático, lo esotérico, incluso todo aquello que nos es necesario para su consecución. Separar el mundo sagrado del mundo profano, es una de las primeras manifestaciones de la dualidad.

Recordemos: Entendemos la dualidad en su sentido clásico, que nos indica que todo lo humano tiene dos principios, bien y mal, blanco y negro, ying y yang, real e irreal, materia y espíritu, libertad y deber y en el caso que nos ocupa, espacio profano y espacio sagrado.

El termino sagrado ha trascendido a su significación espiritual, bajando al lenguaje profano socialmente aceptado, hoy en día, se utiliza esta palabra para definir la patria, las leyes e incluso las tradiciones, es por tanto una acepción dirigida a exaltar la cualidad de las cosas dignas de ese respeto que le otorga su necesidad de no ser profanadas.

Recordemos: El termino Sagrado lo usaremos para definir todo aquello que por su naturaleza nos es necesario para lo iniciático, lo esotérico y las vías para mejorar nuestro potencial interior.

Los elementos que constituyen y fundamentan el camino esotérico deben, en consecuencia, ser intrínsecamente sagrados, así como todo aquello que esté ligado a ellos, en especial, las enseñanzas, rituales, conocimientos y los corpus doctrinales.

No debe darnos miedo la palabra, esta se encuentra en todas las sociedades, en todas las eras y en todos los caminos de evolución. Es habitual que se sienta respeto ante conceptos grandilocuentes, es humano y comprensible, no obstante las palabras definen, no marcan ni imprimen carácter.

El espacio sagrado es un espacio "fuerte", cargado de significado (de nuestro significado, aquel que le vamos a dar nosotros mismos), muchas veces no cognoscible cuando es revelado, por lo que necesitará tiempo de estudio e introspección. La revelación de lo sagrado no puede ser aprendida por mera comunicación, sino por el estudio o la iniciación.


Recordemos: Es necesario comprender que el tiempo y el espacio espiritual es sagrado, en consecuencia es distinto al mundo profano, los actos sagrados son paralelos a nuestra vida profana, no deben tener interferencias ni convergencias, salvo sus aplicaciones practicas.

¡Aprendamos a separar el tiempo y espacio sagrado del tiempo y espacio profano!

En este contexto tendemos a la hierofanía(2), que es la manifestación sacra en su tiempo y espacio adecuado, que siempre estará en contraposición, del tiempo y espacio ordinario.

El objetivo de este espacio y tiempo especial es la trascendencia, es decir, pasar de un ámbito a otro, atravesando el límite que los separa. En el mundo ordinario, el espacio es rutinario, ninguna ruptura diferencia de modo especial las diversas partes que lo componen, seguimos una existencia basada en un continuo tiempo circular que repite esquemas socialmente aceptados, cada vez mas individualista, cada vez mas alejado del “yo” para circunscribirse a lo que se espera de nosotros. La búsqueda de lo esotérico, tiene un valor existencial para el caminante y al romper con el tiempo y espacio profanos, se establece en el buscador un “centro del mundo” y para vivir en ese mundo propio de transcendencia y elevación, hay que fundarlo, crearlo, hacerlo nacer del caos del mundo ordinario.

Este nacimiento espiritual, se produce al unísono de la construcción del espacio sagrado, permite obtener “un punto fijo” que nos permite orientarnos en la homogeneidad caótica del mundo profano, de este modo, vivir realmente, vivir plenamente el camino de perfección..

Crear el espacio sagrado es un ejercicio de gran complejidad, debido a sus niveles psíquicos, físicos, sutiles y causales.

Nivel psíquico del espacio sagrado: La búsqueda del éxtasis, de la visión noética, a través de experimentar una profunda intuición e incluso iluminación, que parece ir más allá del pensamiento, es irrealizable sin un espacio sagrado adecuado. Los esfuerzos futuros de la iluminación se verán truncados sin lograr esta separación.

Nivel físico del espacio sagrado: Los rituales, si llega el caso, son absolutamente inconcebibles en tiempo y espacio profano, incluso pueden ser contraproducentes. La actitud presencial en el camino de evolución espiritual no puede ser interferida por condicionamientos profanos. No separar la vida sagrada de la vida profana es una piedra en el camino. La mayoría de los que recorremos este camino espiritual nos encontramos en un momento dado ante la duda y esta duda suele ser, precisamente, la fusión entre los dos mundos

Nivel sutil del espacio sagrado: La comprensión esotérica depende de la interiorización e introspección de los arquetipos y las formas ritualistas-simbólicas. Los caminantes deben intentar dominar los elementos sutiles, la revelación, la intuición, la comunicación directa con “la fuente”(3)

Nivel causal del espacio sagrado: Partiendo del hecho de que todo suceso se origina por una causa, origen o principio. El espacio sagrado se convierte en una fuente no manifiesta de evolución de quien lo experimenta; es decir, la dualidad sujeto-objeto se trasciende radicalmente. A los que logran esta adaptación se les conoce como sabios.

El espacio sagrado, no es secuencial, no se programa ni se gestiona, es una vivencia y depende fundamentalmente de la creencia, de la fe y la dedicación personal, que nos lleva a la experiencia mística, tendente a la comprensión interpretativa e intuitiva. Es una decisión personal que conlleva plantearse: Si, estoy en mi tiempo, en mi espacio de evolución espiritual.

Recordemos: Toda la vivencia esotérica se circunscribe al espacio y tiempo sagrados. La consecuencia inmediata es la dualidad existencial, entre el ser profano, miembro de nuestra sociedad y nuestro tiempo, sujeto a las tensiones de la cotidianidad y el ser espiritual que tiende a una vida mejor, mas esclarecida y sabio en su humanidad profunda.

Iniciados de todos los tiempos como Buda, Solón, Confucio... visualizaron el tiempo y espacio sagrados y la aplicación practica de su sentido, se forjaron a sí mismos, sus admirables ejemplos como seres humanos nos deben servir de guía.

Es necesario que creemos un tiempo y espacio sagrado, como dice el Bhagavad-Gita: “Aunque carece de sentidos, (el espacio sagrado) todo lo percibe. Sin tocar nada, todo lo sostiene.”

El espacio sagrado y el tiempo sagrado es mental, es la actitud que tomamos en el camino iniciático.

Resumen: Un buscador, si pretende ser iniciado, debe comprender la necesidad imperiosa de separar lo sagrado de lo profano, debe comprender que los mundos sutiles solo se manifiestan en los momentos adecuados y estos se generan por nuestra propia creación del tiempo y espacio sagrados.

Esta creación es física, psíquica, sutil y causal.

  1. Hablamos de espacio en general, físico, temporal, intelectual y personal.
  2. Acto de manifestación de lo sagrado.
  3. Una forma de definir el principio generador del universo, sea este nominal o no.

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